isologo fcs

Teléfonos (internos)

(+54) (2284) 426382 / 430744

Francisco Fillol y Dario Barrera, alumnos de 6to año de la carrera de Medicina de la Facultad de Ciencias de la Salud - UNICEN, realizaron durante los meses de julio y agosto de 2019 su Práctica Profesional Obligatoria (PFO), en la zona rural del departamento de General Paz, provincia de Corrientes, formando parte del servicio de atención médica del hospital San Vicente de Paul de Caá Catí, el cual funciona como centro de derivación regional con nivel de complejidad 4.

Los alumnos también realizaron un trabajo de campo, relevando datos de 1000 consultas, en las cuales identificaron principalmente el diagnóstico realizado o motivo de consulta y el tratamiento definido a cada uno de los pacientes que fueron atendidos, para luego poder efectuar un análisis comparativo con nuestra realidad.

Para conocer en profundidad sus experiencias, Dario y Francisco comparten lo vivido.

¿En qué consistió la PFO?

“La misma tuvo una duración de 8 semanas, dos de las cuales fueron en la ciudad de Corrientes capital, donde trabajamos en un Hospital-Escuela que recibe derivaciones de Politrauma y emergencias Neuro-quirúrgicas y en el servicio de medicina familiar de la Facultad de Medicina de la UNNE, el cual cuenta con un pequeño hospital que atiende la demanda pública. También participamos de un proyecto que están llevando adelante que consiste en pesar y medir nenes en una Escuela. Asimismo, la otra semana que estuvimos en Corrientes capital fuimos a un gabinete de simulación clínica, de alta fidelidad y baja fidelidad.

Por su parte, las 6 semanas restantes estuvimos en Caá Catí que se encuentra a 160 km de la capital, donde trabajamos en el hospital San Vicente de Paul, el cual recibe derivación de la región. También estuvimos trabajando en los pueblos de Palmar Grande, Lomas de Vallejos y Berón de Astrada”.

¿Cómo fue la experiencia de trabajo en el hospital?

“¡Fue excelente! Recibimos un buen trato de todo el personal de salud.

Con respecto a la práctica, pudimos realizar maniobras médicas, que nunca pudimos efectuar en nuestro hospital, siempre las veíamos desde afuera.

En relación a la enseñanza, pudimos instruir al personal en lo que sabíamos y ellos no conocían. En algunas cosas estamos más actualizados pero aprendimos mucho de ellos, más que nada cuestiones de la práctica médica que no se encuentran en los libros.

Otra experiencia a destacar fue el vivir en el hospital, ya que ante cualquier cosa que surgía, si necesitaban nuestra ayudada, podíamos asistir de forma inmediata. Tal fue el caso de dos situaciones críticas que nos enfrentamos. Por un lado un paro cardiaco asistir la reanimación y participar con RCP y por otro lado también participar activamente del procedimiento médico de un parto”.

¿Y en relación al trabajo en los gabinetes de simulación?

“Entre lo más importante que hicimos se destaca el entrenamiento en RCP, intubación y practicar maniobras que se hacen en la mujer embarazada para ver cómo está él bebe y también había un gabinete acerca de cómo dar malas noticias, donde tuvimos primero una clase teórica y luego estudiantes seleccionados pasaban a dar una mala noticia a un paciente que resultaba ser un actor. Esto se realizó en un consultorio que contaba con cámaras y micrófonos, diferente a la habitación que estaba el grupo de estudiantes y pudimos presenciarlo en vivo. La situación quedo grabada, lo cual permite ver la gestualidad, postura tomada y encontrar luego las fallas que a la hora de dar estas noticias para poder mejorar y hacerlo en el futuro de la forma. En definitiva estos gabinetes de baja fidelidad son simuladores que sirven para entrenar diferentes aptitudes, por ejemplo intubación o tacto uterino o vaginal, entre otros.

De la misma forma se encuentran los gabinetes de alta fidelidad, donde un robot fue utilizado en dos escenarios clínicos. Uno de ellos era el caso de una hemorragia digestiva y para tratarla agotamos todos los recursos que había para agotar. El gabinete es muy completo. Es una sala con una cámara y varios micrófonos separados por un vidrio, donde se encargan de manejar el robot, acompañado por un asistente. Esas personas observan, mientras que uno no los ve a ellos. El paciente está conectado a un monitor donde están los parámetros vitales y hay un teléfono conectado a partir del cual uno puede pedir lo que necesite, sea un estudio complementario o un análisis de laboratorio para resolver la emergencia. En conclusión de lo vivido en la capital fue la mejor práctica”.

¿Qué aspectos valoran de la experiencia?

“Principalmente la experiencia práctica y el trato que tuvimos con todo el pueblo. Nos hemos hecho amigo de Héctor, un médico joven y con la directora del hospital mantenemos comunicación periódica.

Con Héctor nos enviamos actualizaciones. Por ejemplo, hace unos días nos envió una foto de una paciente que habíamos atendido antes que tenga a su bebe, con una imagen de ella y su bebé y esas situaciones no las hemos vivido en nuestra ciudad.

Con respecto a los recursos materiales, esta experiencia nos sirvió para valorar los que tenemos en nuestra ciudad. Notamos una escasez de recursos, en relación a la gran cantidad de personal capacitado de nuestro hospital y nuestra ciudad. En Corrientes se encuentra la Facultad de Medicina y hay institutos de formación para enfermeros pero aun así la oferta de personal de salud es muy baja.

Con respecto a los recursos materiales hay una gran limitación, por ejemplo solo poseen 3 tubos para hacer intubación traqueal. Eso nos marcó ya que acá se maneja otra cantidad, por lo que sirve para valorar lo que tenemos y hacer un uso responsable de los mismos”.

¿Se lo recomendarían a otros alumnos?

“Si, por la experiencia humana y afectiva. En nuestro caso somos de Olavarría y como continuamos viviendo con nuestros padres, sirve para animarse y salir. El saber que íbamos a estar dos meses alejados de nuestra familia nos sirvió para generar recursos que a diario no usamos, a su vez nos adaptamos y lo sobrellevamos, generando así nuevas habilidades sociales.

También generamos vínculos sostenibles en el tiempo y algo destacable fue que la directora del Hospital nos ofreció contratarnos, ya que valoraron nuestros conocimientos. En relación a ello, si bien nuestro plan no va para ese lado, dado que queremos hacer una residencia el año que viene, es una oportunidad que se aprecia y por la cual se deja la puerta abierta.

Finalmente recomendaríamos hacer una PFO de estas características para revalorar los recursos con que contamos en nuestra ciudad, habiendo observado una realidad donde el personal de salud lucha incansablemente para mejorar las condiciones de su lugar de trabajo y la calidad de vida de sus pacientes, a pesar de todas las adversidades con las que tienen que lidiar a diario”.